El arranque y parada automáticos de vehículos es una tecnología diseñada para reducir el consumo de combustible y las emisiones de dióxido de carbono (Co2) de los vehículos durante la conducción, especialmente en condiciones de tráfico urbano. Cuando el vehículo se detiene, por ejemplo, en un semáforo o durante un período prolongado de inactividad, el sistema detecta la ausencia de movimiento u otras condiciones predefinidas y apaga automáticamente el motor eléctrico. Esto ayuda a conservar la energía de la batería y mejorar la eficiencia general del vehículo. El sistema start-stop monitorea constantemente varias variables, como la presión del pedal del freno, la velocidad del vehículo, la temperatura del motor y la carga de la batería.
El arranque y parada automáticos en vehículos eléctricos es una característica diseñada para gestionar el flujo de electricidad dentro del vehículo de manera eficiente. Estos sistemas utilizan sensores y algoritmos para controlar el motor eléctrico y otros componentes del vehículo, lo que permite una gestión energética optimizada.